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Texto: Damià S. Bonmatí, @damiabonmati
Fotos: AP y Getty Images
La mayoría de ciudadanos griegos no puede retirar del cajero más de 60 euros ($67) al día. Los bancos están cerrados durante una semana. Y los jubilados cobrarán su pensión con retraso.
Grecia vivió este lunes su primera jornada de corralito, es decir, su primer día de bancos cerrados y de acceso limitado a los ahorros.
La tormenta puede todavía empeorar en este país mediterráneo de 11 millones de habitantes.
Este martes vence un pago que Grecia le debe al Fondo Monetario Internacional, y previsiblemente no lo abonará. También acaba la prórroga del rescate económico a sus bancos, que parece que no se extenderá. Hay temor de que el país vaya de cabeza hacia la bancarrota.
Estos días, en Grecia, la certeza se cuenta en horas.
Filas para sacar dinero
Ansiedad y esperas ante los cajeros automáticos, que funcionan bajo la condición de solo sacar 60 euros diarios. Los griegos sí pueden hacer pagos con tarjeta de crédito y transacciones por internet; sin embargo, tienen restringidas al mínimo las operaciones con el extranjero, por ejemplo, para comprar médicamentos. No hay ninguna limitación para los turistas.
Pensionistas a la espera de efectivo
El pago de las pensiones está excluido de las restricciones bancarias. Pese a ello, los jubilados no pudieron retirar su mensualidad todavía y, hasta el jueves, no podrán hacerlo. "Llegué aquí a las cuatro de la mañana porque necesito mi pensión", dijo Anastasios Gevelidis, de 74 años, a la agencia AP. "No tengo tarjeta, ni siquiera dinero para comprar pan".
Una deuda gigantesca
En las dos semanas previas al corralito, se retiraron de los bancos tantos millones de euros como el 4% de lo que genera su economía en un año, según Moodys. Y eso no ayuda al gran problema detrás de está situación in extremis: la deuda pública, que ya equivale al 177% de su Producto Interior Bruto, el doble que la media de sus vecinos europeos.
Un posible impago, una temida bancarrota
El Fondo Monetario Internacional espera la devolución de un préstamo de 1,700 millones de dólares de Grecia este martes, pero parece que Atenas no va a pagar. Las conversaciones entre el gobierno griego y sus acreedores se interrumpieron. El país se queda sin tiempo para conseguir el dinero que necesita para pagar sus deudas: si Grecia declara la bancarrota, sería la mayor de la historia.
Referéndum para contestar a los acreedores
La palabra oxi ha llenado las calles de Grecia. Significa no en griego. Desoyendo a las instuciones internacionales, el parlamento heleno aprobó que se celebre un referéndum en el país. Quiere que la ciudadanía diga sí o no a las condiciones impuestas por los acreedores: seguir bajando las pensiones, reduciendo salarios y aumentando impuestos. "Los bancos abrirán unas horas después del resultado del referéndum", dijo este lunes primer ministro griego, el progresista Alexis Tsipras.
Un país demacrado
La ciudadanía acudirá a las urnas el próximo domingo. Lo hará tras años de devastadores efectos de la crisis económica griega en sus calles: desde 2008 su economía se contrajo un 25% y su tasa de desempleo es del 25.6%. La mitad de sus jóvenes busca trabajo y no encuentra. De cada 100 habitantes, 22 son pobres y muchos más están en riesgo de caer en la pobreza.
Los inversores temen que Grecia abandone el euro y deje de pagar sus deudas, que suman unos 300,000 millones de euros (336,000 millones de dólares). Podría afectar a la recuperación de la economía mundial y generaría dudas acerca de la viabilidad del euro.
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